lunes, 14 de enero de 2013

La civitas romana

Hoy regresamos al mundo romano, en concreto a la ciudad hispanorromana de Carthago Nova, sitiada y conquistada por Roma, al mando de Publio Cornelio Escipión, a Cartago en 209 a.C. en el marco de la Segunda Guerra Púnica.

Sin duda, el factor primordial que atrajo a la República de Roma a Hispania fueron la riqueza de sus minas, riquezas que atrajeron previamente a los cartagineses. Los principales yacimientos mineros se encuentran actualmente ubicados en la sierra de Cartagena-La Unión y Mazarrón, y fueron explotados sin pausa hasta el siglo I de nuestra era. Roma, dotándose del trabajo esclavo en masa,
(Estrabón cita en 40 mil esclavos trabajando en las minas) explotó las minas de Cartagena tanto en galerías subterráneas como a cielo abierto.
   
Borrado su anterior nombre cartaginés (Qrt Hadâsht) y rebautizada como Carthago Nova, la ciudad portuaria fue convirtiéndose poco a poco en uno de los enclaves romanos más preeminentes de toda Hispania, siéndole concedido el estatus de municipium. Mucho más tarde, en el 44 a.C. la ciudad sería ascendida al rango de colonia por el emperador Augusto con el nombre de Colonia Vrbs lulia Nova Carthago, C.V.I.N.C. 
Carthago Nova se encuentra entre las ciudades privilegiadas de toda la región, un auténtico Urbi et orbi, símbolo de la cultura del Imperio, lo que exigía una distinción cuidadosa entre espacios públicos, como el foro, y los privados.

Son muchos los restos arqueológicos que nos muestran el esplendor que una vez brilló en la ciudad: su teatro, uno de los más grandes de Hispania, el anfiteatro de tiempos de la dinastía Flavia, el augusteum donde se reunían los sacerdotes, y el foro romano, con el templo dedicado a la tríada capitolina de Júpiter, Juno y Minerva, el Decumanus máximus de la ciudad, las termas...

 El Museo Arqueológico de Murcia cuenta con una excepcional maqueta de la ciudad de Carthago Nova, elaborada con un realismo y detalle únicos:

Maqueta de Carthago Nova, Museo Arqueológico de Murcia
Maqueta de Carthago Nova, Museo Arqueológico de Murcia
Con todo, esta entrada, (y diría que todo el blog) no podría estar completa sin hacer mención de la película-documental "Carthago Nova", finalista en su edición de los Premios Goya a la Mejor Película de Animación. Se trata de una reconstrucción digital completa, a partir de sus restos arqueológicos, de la ciudad de Carthago Nova y de su topografía en el siglo I d.C. El documental os aseguro que no os defraudará, pues es más que interesante y está dotado de una calidad gráfica excepcional. Está producido por la Fundación Integra. Espero que lo disfrutéis: Carthago Nova





domingo, 13 de enero de 2013

Luis Siret

No quería terminar este blog sin hablar de una figura revolucionaria en lo que se refiere al estudio y aproximación de la vida argárica. Estoy hablando de Luis Siret, quien descubrió la cultura de El Argar y a quien se considera precursor de la arqueología en el sureste peninsular y de los estudios relacionados con la Edad del Bronce.
Luis Siret era un ingeniero de minas (fue el primero de su promoción) de origen belga. En 1880 se traslada a España, a Cuevas del Almanzora en Almería para reunirse junto a su hermano Enrique, también ingeniero de minas y que estaba trabajando en las explotaciones de galena argentífera de Sierra Almagrera.


Más tarde, Siret se traslada a Las Herrerías, en donde se empieza a interesar notablemente por la arqueología, actividad que va a compaginar con su profesión y con la compañia de su hermano Enrique y de su excavador Pedro Flores. Todos sus trabajos durante 50 años se van a relacionar con el estudio de yacimientos paleolíticos, neolíticos, calcolíticos-eneolíticos y del bronce como El Argar, Tres Cabezos, Fuente Álamo, Parazuelos, Gatas, Cuartillas, Zájara, Ifre, Mojácar, El Gárcel, Palacés, Campos, Millares y Almizaraque, junto a yacimientos de época púnica y romana en Villaricos, además de cuevas como cueva Pernera, cueva de los Toyos...
 El fruto de esa actividad incansable son gran cantidad de materiales expuestos hoy día en museos de todo el mundo, nacionales e internacionales, además de sendas publicaciones en vida, entre ellas:
"Les premiers áges du métal dans le Sud-Est de l´Espagne" y publicado originalmente en Amberes en 1887 y acompañado en la autoría por su hermano. En 1890 llega a Barcelona traducido al castellano: "Las primeras edades del metal en el SE de la Península Ibérica". Esta obra despertó la atención de media Europa, desencadenando una revolución de interés por la arqueología española. Aún hoy sigue siendo considerado indispensable en su consulta y como material de campo. Está agrupado en dos volúmenes, uno de texto y otro con láminas en las que Siret dibujó a mano alrededor de ocho mil objetos, además de planos de los yacimientos excavados.
Los restos de Luis Siret reposan actualmente en Águilas, junto a los de su esposa.
Página 7 del volumen de "Las primeras edades del metal en el SE de la península Ibérica"
El Museo Arqueológico de Murcia cuenta en su colección con un facsímil de la primera edición de "Las primeras edades del metal en el SE de la Península Ibérica" y publicado por la Dirección General de Cultura en 2006.

Facsímil de la primera edición de "Las primeras edades del metal en el SE de la Península Ibérica". Museo Arqueológico de Murcia
Si alguien está interesado/a en consultar esta magna obra de la arqueología en el sureste español, aquí adjunto un enlace del Portal de Patrimonio Cultural de la Región de Murcia




sábado, 12 de enero de 2013

El enterramiento Argárico

Esta entrada va dedicada a un aspecto importante de la cultura de El Argar: el enterramiento.
De entre todos los cambios producidos en la organización social y económica de la cultura de El Argar, destaca por supuesto el del ámbito funerario. Los difuntos se enterraban en los poblados, debajo de las viviendas o cerca de ellas. El muerto se colocaba en posición fetal, con los brazos flexionados delante del tórax o boca arriba (decúbito supino). En la mayoría de los casos se habla de enterramientos individuales, aunque se sabe de inhumaciones dobles y enterramientos múltiples.
Las tumbas muestran gran diversidad constructiva: enterramientos en pequeñas cuevas artificiales excavadas en la roca y cubiertas con una losa, en fosa, en cista delimitada por lajas, en doble urna con las bocas enfrentadas, y en grandes tinajas también llamadas por su origen etimológico griego "pithoi". Los enterramientos en cista y en pithoi eran los más frecuentes.

Cabe mencionar también algunos de los elementos con que se adornaba el cuerpo durante el enterramiento. El análisis de los restos óseos que se han encontrado, junto al de los ajuares, permite conocer mejor a las comunidades argáricas, con datos relativos a su dieta, su salud y también enfermedades. Junto a ello también se arroja luz sobre datos jerárquicos y de diferenciación sexual.
Los objetos más numerosos encontrados como parte del ajuar funerario son sin duda cerámicas, además de adornos personales, como anillos o brazaletes, junto a armas y herramientas metálicas.
Por otro lado, y ligado intrínsecamente al enterramiento masculino encontramos alabardas, hachas, espadas y vasos bicónicos. En cambio, los punzones y las diademas son propias del enterramiento femenino.

A continuación algunas de las cistas y urnas expuestas en el Museo:

Este es uno de los dos enterramientos más comunes: el enterramiento en cista. Este en concreto es sin ajuar, de piedra y hueso, procedente de Puntarrón Chico, Beniaján. siglos XVIII-XVII a.C. Museo Arqueológico de Murcia
Y este es el otro tipo de enterramiento, en urna o pithoi. Puntarrón Chico, Beniaján, siglos XVIII-XVII a.C. Museo Arqueológico de Murcia
Enterramiento en urna de cerámica. Los Molinicos, Moratalla. Museo Arqueológico de Murcia
Lámina ilustrativa expuesta en el Museo que muestra los distintos enterramientos argáricos





viernes, 11 de enero de 2013

La cultura de el Argar

Hoy hablamos sobre una cultura particular de la Edad del Bronce y desarrollada en el levante español, y es la que se conoce como cultura de El Argar.
Desarrollada durante el II milenio a.C. se extendió por las actuales provincias de Almería y Murcia, principalmente, aunque también vemos elementos en Granada, Jaén, Albacete y Alicante.
Se producen cambios de tipo tecnológico y en la organización económica, destacando la intensificación del artesanado y los intercambios, sobre todo relacionados con la metalurgia del cobre y el estaño, ambos muy sofisticados que alcanzan gran importancia. Resumiendo, las principales actividades económicas desarrolladas durante El Argar son el trabajo agrícola y el ganadero junto a la producción metalúrgica, ya que era muy frecuente que sus poblados se encontrasen en cimas aisladas y muy cerca de minas de cobre y plata.
 Los cambios materiales van asociados a un doble proceso de especialización en el  trabajo y de estratificación social que corresponden a una sociedad con mejor organización interna, una sociedad que empieza a establecer grupos de poder, algo que apreciamos en los ajuares de enterramiento, la distribución de su poblamiento y en la jerarquía de los asentamientos.
Con todo, vemos que el declive se hace patente hacia el 1200 a.C. con transformaciones en la cultura material y con el abandono de algunos poblados, no todos, ya que otros van a pervivir hasta el Bronce Final.

En las siguientes fotografías vemos una reconstrucción de un modelo de casa perteneciente al Bronce Argárico y que forma parte de la colección del Museo expuesta en la sala del mundo Argárico. En cuanto a su hábitat, decir que las casas de tipo circular se van abandonando, siendo sustituidas por las viviendas de forma rectangular.

Casa del Bronce Argárico. Museo Arqueológico de Murcia

Casa del Bronce Argárico. Museo Arqueológico de Murcia
En cuanto a nuestra Región de Murcia, destaca la desigual distribución del poblamiento: estando algunas zonas, como en el caso de Lorca, densamente pobladas, mientras que otras como Cartagena lo están menos. En el interior de la Región, los poblados situados en el Altiplano y noroeste están influenciados por la Edad del Bronce valenciana y manchega.
El aumento de los intercambios y la explotación de los recursos naturales explican la implantación de poblados a lo largo del río Segura y sus afluentes (Guadalentín, Mula, Quípar, Benamor) junto a la jerarquía del hábitat.
De entre toda la variedad de asentamientos, cabe destacar a los grandes poblados, primeras agrupaciones urbanas del occidente mediterráneo y con importante actividad metalúrgica, (que como hemos dicho era esencial en la cultura de El Argar) tales como: La Bastida en Totana, Cerro de la Campana en Yecla, Santa Catalina del Monte en Verdolay, Lorca y Cobatillas la Vieja en Santomera.








jueves, 10 de enero de 2013

Monumentos de la Muerte en el Calcolítico

La entrada de hoy se centra de forma breve en algunos de los rituales funerarios seguidos por el hombre prehistórico durante el período conocido como Calcolítico (Edad del Cobre o Eneolítico).
Algunas de estas prácticas funerarias se asocian a una manifestación muy particular, como son la construcción de monumentos formados por grandes bloques de piedra, y que se conoce como megalitismo. Estos monumentos, que aparecen documentados desde el Neolítico, sirvieron para albergar enterramientos en grupo de inhumación.
El inmenso trabajo que suponía la ejecución de estos tipos de tumbas suponía uan compleja organización del trabajo en comunidad ya desde el III milenio en el sureste peninsular.
Con todo, se pueden distinguir diversas modalidades: las cuevas sepulcrales naturales o artificiales, el sepulcro de correrdor, el supulcro de galería, el sepulcro de falsa cúpula o mampostería o el sepulcro circular simple denominado rundgräber y el dolmen simple.
Por otro lado, los ajuares incluyen amuletos zoomorfos, vasos de yeso decorados con incisiones y color, ídolos en hueso, cerámicas decoradas, puntas de flecha y hojas en sílex, colgantes y, en la fase final, elementos campaniformes.

De la sala expositiva calcolítica, lo que más me ha llamado la atención ha sido sin duda el conjunto de restos óseos de la Cueva del Barranco de la Higuera, como el mostrado abajo:

Restos óseos de enterramiento múltiple con ajuar. Cueva del Barranco de la Higuera, Fortuna. Museo Arqueológico de Murcia

Restos óseos de enterramiento múltiple con ajuar. Cueva del Barranco de la Higuera, Fortuna. Museo Arqueológico de Murcia
 El Calcolítico en la Región de Murcia, a lo largo del III milenio a.C. se caracteriza por presentar dos modelos de asentamiento: el más frecuente, las aldeas de explotación agropecuaria, aunque también han aparecido poblados que ocupan lugares estratégicos que a veces disponen de fortificaciones la del Cabezo del Plomo en Mazarrón.
En ocasiones se han documentado necrópolis en zonas cercanas a dichos poblados. Los rituales de enterramiento del período muestran una gran variedad, como cuevas naturales. artificiales y enterramientos megalíticos, en sepulcros circulares o los dólmenes simples pero que en Murcia no son muy abundantes, y que parecen recibir influencias de territorio andaluz.








miércoles, 9 de enero de 2013

El arte rupestre en Murcia

Pinturas Rupestres del Calar de la Santa, Moratalla, Murcia
Sin abandonar el mundo prehistórico, quiero dedicar una entrada al arte prehistórico en nuestra Región de Murcia, declarado Patrimonio de la Humanidad el 2 de diciembre de 1998.

Durante el Paleolítico Superior, las comunidades cazadoras europeas desarrollaron las primeras manifestaciones dotadas de un lenguaje figurativo y una estética simbólica, algo que se definiría como arte. Dichas manifestaciones pueden agruparse en dos grupos, según los escenarios y el material utilizados. El arte mueble, es decir, sobre objetos, y el arte rupestre, desarrollado en cuevas, acantilados y abrigos.

El arte rupestre levantino se considera una manifestación cultural única, representada en numerosos lugares, siendo la mayor concentración en toda Europa. Por supuesto, toda la Región de Murcia está incluida en esa concentración de arte, sobre todo en la zona occidental, la cual es también la más montañosa. Se ubica en abrigos rocosos y a la entrada de cuevas, casi siempre en zonas abarrancadas y aptas para la caza.
Como ya hemos dicho, el arte de la región de Murcia se incluye en el llamado arte levantino, el cual se diferencia del arte franco-cantábrico en que el primero representó tanto figuras aisladas como grupos, con algunas escenas complejas. Por supuesto casi todas las representaciones artísticas tienen motivos de caza, y la minoría se centran en escenas de recolección y situaciones bélicas. Incluso se han sugerido que entre los temas se incluye el mágico-religioso, junto al intento de recordar acontecimientos.
Más tarde aparece una modalidad de arte rupestre "esquemático", el cual simplifica la realidad hasta crear pictogramas, casi signos...

Arte rupestre levantino de la Región de Murcia.
El Museo Arqueológico de Murcia cuenta para esta sala dedicada al arte prehistórico con dos audiovisuales que enseñan al visitante cómo se elabora una pintura, mientras que en el segundo muestra, sobre una cueva, los calcos de las principales pinturas prehistóricas que se conocen en nuestra Región.



La edad de la piedra reciente: el Neolítico

La entrada de hoy nos sumerge en el Neolítico. Este período es fundamental pues en él se van a desarrollar la agricultura y la ganadería como medios de subsistencia. Además, esta época hace referencia a la aparición de un nuevo modo de trabajar la piedra que consiste en su pulimentación. Esta técnica era más avanzada que la de la piedra tallada, característica del Paleolítico, durante el cual los instrumentos líticos (los de piedra) se confeccionaban golpeando unas piedras contra otras.

Pero como ya hemos mencionado, el principal cambio que se va a desarrollar fue el paso de una economía depredadora típica del Paleolítico a uan economía de producción: el sistema de caza y recolección será sustituido por la agricultura y la ganadería. La domesticación supondrá una manipulación de las especies animales y vegetales a través del control de sus procesos de reproducción y crecimiento, seleccionando ciertos individuos por sus características físicas. Por lo que respecta a los animales, las primeras especies domesticadas fueron la cabra y al oveja ya que se reproducían rápidamente y con alto nivel de carne.

Casa Neolítica. Museo Arqueológico de Murcia

 En cuanto a la agricultura, inicialmente fue sencilla. La siembra se elaboraba utilizando el palo cavador como si fuera una azada para remover el suelo y hacer agujeros donde depositar la semilla. Para segar se utilizaba la hoz. Para superficies cultivadas se recurría a la quema de zonas arboladas, utilizando las cenizas como abono.

El Neolítico en la Región de Murcia parece ser más tardío que en otros territorios. Las zonas con un neolítico más antiguo se ubican en el Altiplano y sierras noroccidentales. Desde ahí las nuevas formas de vida se extenderían hacia las cuencas de los ríos Guadalentín, Quipar, Mula y Segura, además del litoral.
 Existen asentamientos en cuevas y al aire libre. En el levante peninsular la primera agricultura está basada en el cultivo de cereales como el trigo y la cebada, y algunas legumbres como lentejas, guisantes y habas. Por lo que respecta a los animales, los más domesticados fueron la oveja, la cabra, el buey, el cerdo, el perro y el caballo.

De izquierda a derecha: 1.Hachas pulimentadas, piedra. Puerto Lumbreras, Neolítico-Eneolítico. 2.Hachas pulimentadas, piedra. Lorca, Neolítico-Eneolítico. Museo Arqueológico de Murcia
Hacha pulimentada, piedra. Águilas. Neolítico-Eneolítico. Los dos del extremo pertenecen, de arriba a abajo: hacha pequeña pulimentada, y fragmento de hacha pulimentada, Ifre, Mazarrón.  Museo Arqueológico de Murcia



martes, 8 de enero de 2013

¿Cómo se cazaba en el Paleolítico?

La entrada de hoy nos lleva a la planta baja del Museo Arqueológico, y dedicada íntegramente a la Prehistoria.
Hoy hablaremos sobre un aspecto crucial del Paleolítico, y es la caza. En el Paleolítico superior, del 35000 al 9000 a.C. las comunidades humanas (Homo Sapiens) ya ocupaban todo el planeta. Las técnicas de talla se perfeccionaron para obtener un amplio repertorio de útiles como puntas de flecha de piedra y gran cantidad de objetos en hueso, asta y madera: arpones, azagayas, agujas y espátulas. Este desarrollo tecnológico se relacionó con los cambios climáticos del período, los cuales modificaron los ecosistemas explotados por el hombre y obligaron a desarrollar otras estrategias de caza. Corresponden a este momento algunas manifestaciones artísticas (arte mueble y pintura rupestre) y evidencias sobre creencias funerarias.
Las comunidades epipaleolíticas (por encima del Paleolítico) del 9000 al 8000 a.C. se desarrollaron en un clima más templado, lo que inevitablemente modificó los hábitos de caza, encontrando útiles en piedra de pequeño tamaño y forma estandarizada (microlitos) que se utilizan enmangados. Además se tiende a nuevas prácticas económicas con un uso más intensivo de los recursos hacia la sedentarización, el Neolítico.


La evidencia arqueología en nuestra Región de Murcia acerca del Paleolítico medio-superior y el Epipaleolítico es afortunadamente muy extensa, salvo el período de Paleolítico inferior, el cual está muy mal documentado.
Los asentamientos pertenecientes al Paleolítico en Murcia son:

-En cuevas, las cuales han proporcionado evidencias de restos humanos y de útiles en piedra, tales como Cueva Perneras en Lorca, Cueva Negra en Caravaca y Sima de las Palomas en Cabezo Gordo, en Dolores de Pacheco.
-Al aire libre, como las Toscas en Molina y Cerro de la Fuente en Yecla, que parecen corresponder a talleres de piedra.

La Región de Murcia parece también haber sufrido los cambios climáticos, glaciaciones y deshielos ocasionados durante el Pleistoceno, lo que provocó el abandono de lugares costeros por causa del avance y retroceso de la línea de costa, como por ejemplo Cueva de los Aviones en Cartagena o la Peñica en Mazarrón.
Por otro lado, las evidencias arqueológicas pertenecientes al Epipaleolítico en Murcia se encuentran en la Cueva del Algarrobo en Mazarrón y en la Cueva del Búho en Mula.




lunes, 7 de enero de 2013

Los Íberos: un pueblo feroz y luchador

Guerreros Íberos Edetanos, con falcata, coraza de escamas, escudo ovalado, caetra y lanza
Este blog no podría estar completo sin dedicar un espacio a hablar de los guerreros Íberos, feroces combatientes que preferían la muerte a la deshonra. El historiador romano Tito Livio ya tuvo oportunidad de catalogar a semejante estirpe de combatientes, calificándolos de "ágiles, belicosos e inquietos. Hispania es distinta de Itálica. Es más dispuesta para la guerra a causa de lo áspero del terreno y del genio de los hombres". Pero no sólo Tito Livio se refirió a ellos. Antes que él, los griegos, que contrataban a Íberos como mercenarios en sus campañas, también describieron a este pueblo como aguerrido y luchador, que combatían incluso cuando la batalla estaba perdida, como si se burlaran de la muerte.
Estamos ante un pueblo que demostraría con hechos ser bastante apto para las armas allí donde combatieron. En cuanto a su fisionomía, eran de estatura por lo general pequeña, pero capaces de los más extremos sacrificios.   

 Cartago también se percató de la ferocidad y el arrojo en la batalla del pueblo Íbero, hecho que les llevó a ser respetados en el mundo Antiguo y es por eso que Aníbal, uno de los mejores generales y estrategas de la Historia militar los reclutó en gran número para nutrir su ejército, junto a tropas Celtas para la guerra contra Roma. 
Cuando Roma venció a Cartago en la Segunda Guerra Púnica, se lanzó a la conquista de Hispania. Una vez más asistimos a otra nación que manifiesta su admiración y respeto por el guerrero Íbero, al que define como muy leal y valeroso en combate. Destacar aquí la "devotio", una especie de juramento que hacía el guerrero Íbero y por la cual ningún soldado debía sobrevivir jamás a su jefe o caudillo si éste moría en combate. Daba igual si la batalla se ganaba o se perdía. Actuaban a modo de escolta personal y los romanos acudían a ellos cuando la situación del combate era crítica, a sabiendas de la lealtad inquebrantable que mostraban fuera cual fuera la situación.

*En la imagen de arriba vemos una figura que representa a un guerrero Íbero armado con falcata y portando casco, caetra, grebas y disco-coraza de bronce tachonado con el símbolo apotropaico de una cabeza de animal en el pecho. Era un animal que se consideraba sagrado y que protegería al guerrero en combate ahuyentando el mal.  

Falcata. Hierro, Ibérico. Sepultura 608. Cabecico del Tesoro, Verdolay
El Museo Arqueológico de Murcia dispone en sus salas de una gran colección de restos de armamento Íbero. Muchos os preguntaréis por qué la hoja de esta espada era curva y no recta. Pues bien, las primeras espadas sí que eran rectas, de mediano tamaño y se daban en el mundo argárico. Pero la hoja de falcata ibérica en forma de sable curvo obedece a su forma de usarla. Esta hoja se diseñó especialmente para tajar y si era jinete, para dar sablazos desde el caballo, en contraposición a los golpes de mandoble de las espadas rectas.
En cuanto a la empuñadura del arma, éstas solían tener forma de cabeza de caballo y formada por una serie de placas metálicas sujetas con remaches y en ocasiones damasquinados.

Pero no todo era perfecto. El mundo Ibérico era también un mundo de peleas y conflictos, en el que una comunidad se aliaba con otra para hacer la guerra buscando así afianzarse políticamente. Ésta era una de las formas de proceder de la aristocracia. Los guerreros se agrupaban en castas que a su vez eran mandadas por un líder carismático al que se le rendía un juramento de fidelidad. Digamos que el pueblo Íbero siempre ha sido y es cuna de durísimos soldados, pero muy mal jerarquizado.
A partir del siglo III a.C. será cuando los Íberos servirán como guerreros y jinetes de caballería para los ejércitos de Cartago y Roma...

De arriba a abajo: 1.Falcata, hierro. Cabecico del Tesoro, Verdolay siglo IV-V a.C. 2.Soliferrum, hierro. Cabecico del Tesoro, Verdolay siglo IV a.C. 3.Falcata con empuñadura de caballo, hierro. Cabecico del Tesoro, Verdolay siglo IV a.C. 4.Falcata, hierro. Cabecico del Tesoro, Verdolay. 5.Espada recta, hierro. Cabecico del Tesoro, Verdolay. Segunda mitad siglo III a.C. Museo Arqueológico de Murcia








viernes, 4 de enero de 2013

Cambio de cultura: el arte Paleocristiano

Hoy nos trasladamos a una época de transformaciones, de numerosos cambios, en donde lo antiguo deja paso a lo nuevo. Concretamente se ubica en los seis primeros siglos de nuestra era, con la decadencia final de la presencia romana como punto de partida.

Vamos a hablar del arte Paleocristiano. Dicha expresión hace referencia a las manifestaciones artísticas surgidas en el seno de las comunidades cristianas desde los primeros tiempos de la nueva fe hasta el siglo VI y bajo dominio romano. Oriente va a conservar las pautas del Bajo Imperio romano y que conducirán al arte Bizantino, pero Occidente quedará inexorable a merced del influjo estético de los distintos pueblos Bárbaros.

El crecimiento del cristianismo, más fuerte cada vez, obligó de forma inevitable a incrementar el número de iglesias y de sus dimensiones, sobre todo en los centros urbanos. El nuevo templo cristiano debía acoger el máximo número posible de fieles y ofrecer el escenario adecuado para celebrar ceremonias repletas de solemnidad. Ya que la arquitectura religiosa pagana no cubría sus necesidades decidieron inspirarse en las basílicas romanas, pues éstas cumplían las exigencias religiosas a la vez que mantenían los cánones de la arquitectura oficial...

El Museo Arqueológico de Murcia expone de forma amplia algunos elementos arquitectónicos como los del Mausoleo paleocristiano de la Alberca del siglo IV, que por otro lado es el más antiguo monumento cristiano que se conserva en todo el sureste de España en lo que se refiere a edificios funerarios. Será además precursor de toda una serie de edificaciones con doble bóveda que aparecerán más tarde en el prerrománico.

Plano de la Basílica de Algezares
Destacan también elementos procedentes de la Basílica de Algezares, del siglo VI y cuyos restos se encuentran en la sierra de Carrascoy.
En el Llano del Olivar, que es como se conoce también el lugar, se edificó un gran complejo de la aristocracia rural entre los siglos IV y V de nuestra era.
El conjunto, que por lo general es de organización muy compleja, consta de un edificio de tres naves y separadas por columnas: la central, más ancha está rematada por un ábside. El espacio destinado al ritual se separa del que ocupaban los fieles por canceles (para dividir espacios de un recinto)  y celosías (enrejado que se coloca en ventanas) con una decoración muy rica y detallada.
Adosado a la nave vemos un edificio de planta circular, con piscina de forma poligonal en el centro a la que se accede con escalones y que corresponde al baptisterio.

Esta es una breve descripción arquitectónica de la basílica, pero el visitante que se dirija al museo podrá ver además audiovisuales sobre ambos edificios.

Basas de plinto monumental de la basílica paleocristiana de Algezares, decoradas con series de espirales y con espinas de columnas de influencia bizantina


Columna decorada con motivos geométricos y vegetales. La Alberca, siglo IV d.C. Museo Arqueológico de Murcia

A continuación adjunto un vídeo grabado por mí en la sala dedicada al mundo paleocristiano del Museo Arqueológico de Murcia. Para una mejor comprensión de lo que se está viendo voy a poner por orden de aparición en el vídeo, el nombre de la colección:

- Iconostasis formada por canceles de la Basílica de Algezares, siglo IV-VII d.C.
- Basas de plinto monumental de la Basílica de Algezares decoradas con series de espirales y con espinas de columnas de influencia bizantina.
- Maqueta del Mausoleo paleocristiano de la Alberca. Siglo IV d.C.
- Columna del Mauseoleo paleocristiano de la Alberca. Siglo IV-VII d.C. decorada con motivos vegetales y geométricos.
- Fustes de columna decoradas con rosetas y racimos de uva.
- Capiteles corintios y jónicos, Basílica de Algezares.






miércoles, 2 de enero de 2013

Culto Imperial en la Hispania romana

La entrada de hoy está dedicada al conjunto escultórico romano en nuestra Región de Murcia.

Sin duda, la gloria del arte romano se halla en el retrato. Con todo, la fuerte inflencia del arte etrusco y heleno, sobre todo el religioso, es ante todo fundamental para entender la escultura romana.
El material más utilizado para la elaboración de la escultura era el bronce y el mármol, éste último sobre todo durante el período augusteo, en el que se asiste a un proceso de marmolización y donde la figura es idealizada sobremanera. Las estatuas eran apolícromas. Además, desde un principio los romanos coloreaban el color de los ojos de las estatuas, algo que finalmente acabaron abandonando, dedicándose únicamente a tallarlos...

La romanización de las poblaciones de Iberia implicó la introducción de las deidades romanas, aunque también supuso un proceso de fusión entre ellas, junto con las creencias locales y autóctonas.
Entre los siglos I y III de nuestra era comenzaron a introducirse religiones orientales que prometían la salvación de las almas más allá, como el cristianismo o el mitraísmo (procedente de Irán).
Escultura romana tipo "Pudictia". Cartagena

En Hispania también se difundió el culto al emperador, siempre con un marcado carácter político. Se realizaba en altares y templos específicos y eran responsabilidad de los magistrados de cada ciudad y de los libertos (esclavos manumitidos). Los mensajes asociados a este culto aparecían de forma velada en cualquier edificio o espacio público además de en celebraciones, como por ejemplo en el teatro de Cartagena.

El Museo Arqueológico de Murcia cuenta con un conjunto escultórico excepcional, entre ellos el dedicado y consagrado al dispensator Albanus de Mazarrón, el Hércules viandante de los Torrejones en Yecla, la Pudictia del Paseo de las Flores en Cartagena, o también las hermae de la calle Monroy, también de Cartagena o los fragmentos escultóricos procedentes de la villa romana de la Huerta del Paturro en Portmán.

*En el caso de la imagen de abajo he tenido que recurrir una vez más a programas de retoque fotográfico para eliminar el flash de las imágenes.

Conjunto escultórico. Piedra y mármol. Siglo I d.C. Representa a la diosa Leres como Terra Mater, sentada y acompañada de dos personajes togados que se identifican como genios tutelares del Municipio de Mazarrón
Conjunto escultórico. Piedra y mármol. Siglo I d.C. Representa a la diosa Leres como Terra Mater, sentada y acompañada de dos personajes togados que se identifican como genios tutelares del Municipio de Mazarrón
Y para terminar esta entrada hablaremos un poco sobre el retrato romano. Como hemos citado ya, los principales materiales para su elaboración eran el bronce y el mármol. Al principio, los bustos sólo recogían la cabeza y parte del cuello. Poco a poco se van expandiendo hasta abarcar los hombros y parte del pecho, aunque los hay de cuerpo entero.
Con todo, las deidades romanas también se van a ver esculpidas y/o fusionadas por todo el Imperio.

Herma romana procedente de Carthago Nova. Escultura busto-herma representando a Dionisios





martes, 1 de enero de 2013

¿Cómo eran las prácticas funerarias de los romanos?

Seguimos en la planta alta del Museo. La entrada de hoy nos lleva a Roma, pero no a la gran urbe de la península Itálica, sino a su presencia en Iberia, o lo que ellos llamaron Hispania.

Conjunto epigráfico. Museo Arqueológico de Murcia.
Para empezar, diremos que lo más importante para un romano era morir con dignidad. Para ello requerían siempre el ritual necesario y una tumba en la que descansarían sus restos, ya que si se enterraba a alguien sin seguir los cánones establecidos, se decía que su alma se vería condenada a vagar por los siglos de los siglos. El ceremonial era para la familia del difunto algo incuestionable. La sepultura y el ajuar debían estar lo más detallado posible. Pero claro, no siempre se disponía de fondos suficientes para costear todo el proceso de una inhumación o de un nicho para depositar las cenizas del difunto, por no hablar del terreno que se necesitaba para tal fin, y es por eso que en algunas ocasiones se utilizaba la tumba de otra persona sin ningún reparo, aun si la tumba de esa persona estaba epigrafiada con su testamento.
 Según la tradición, el último aliento del difunto era recogido por un familiar con un beso, evitando así que el alma cayese en manos de espíritus malignos o maldiciones...

El Museo Arqueológico de Murcia posee una colección epigráfica bastante interesante.

Lápida funeraria hecha en caliza. Necrópolis del Cerro del Castillo, Lezuza, siglo I a.C. Museo Arqueológico de Murcia

Desde el más antiguo código legal romano, se prohibía terminantemente enterrar cadáveres dentro del recinto urbano. Esta norma provocó la aparición de cementerios en la periferia de las ciudades, sobre todo en lugares cerca de las puertas de las murallas y las principales vías de acceso. Las necrópolis no eran espacios cercados, sino que coexistían con las villae (villas) y otros edificios.
La práctica funeraria más antigua en Roma era la incineración. A partir del siglo I, y muy especialmente del siglo II de nuestra era comenzó a recurrirse a la inhumación, destacando en esa decisión el auge del cristianismo, que sólo aceptaba esta práctica. Las creencias romanas en el más allá comportaban la realización de estos de rituales para el entierro y ofrendas. Destaca también la celebración de banquetes funerarios en fechas importantes.

Lápida funeraria en mármol negro. Necrópolis de Santa Lucía, Cartagena siglo I d.C. Perteneciente al mausoleo de libertos de la "gens" de los "labicii". Museo Arqueológico de Murcia

Lápida funeraria en mármol negro. Necrópolis de Santa Lucía, Cartagena siglo I d.C. Perteneciente al mausoleo de libertos de la "gens" de los "labicii". Museo Arqueológico de Murcia