Conjunto epigráfico. Museo Arqueológico de Murcia. |
Según la tradición, el último aliento del difunto era recogido por un familiar con un beso, evitando así que el alma cayese en manos de espíritus malignos o maldiciones...
El Museo Arqueológico de Murcia posee una colección epigráfica bastante interesante.
Lápida funeraria hecha en caliza. Necrópolis del Cerro del Castillo, Lezuza, siglo I a.C. Museo Arqueológico de Murcia |
Desde el más antiguo código legal romano, se prohibía terminantemente enterrar cadáveres dentro del recinto urbano. Esta norma provocó la aparición de cementerios en la periferia de las ciudades, sobre todo en lugares cerca de las puertas de las murallas y las principales vías de acceso. Las necrópolis no eran espacios cercados, sino que coexistían con las villae (villas) y otros edificios.
La práctica funeraria más antigua en Roma era la incineración. A partir del siglo I, y muy especialmente del siglo II de nuestra era comenzó a recurrirse a la inhumación, destacando en esa decisión el auge del cristianismo, que sólo aceptaba esta práctica. Las creencias romanas en el más allá comportaban la realización de estos de rituales para el entierro y ofrendas. Destaca también la celebración de banquetes funerarios en fechas importantes.
Lápida funeraria en mármol negro. Necrópolis de Santa Lucía, Cartagena siglo I d.C. Perteneciente al mausoleo de libertos de la "gens" de los "labicii". Museo Arqueológico de Murcia |
Lápida funeraria en mármol negro. Necrópolis de Santa Lucía, Cartagena siglo I d.C. Perteneciente al mausoleo de libertos de la "gens" de los "labicii". Museo Arqueológico de Murcia |
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